En High Speed Solutions nos encanta el trabajo creativo y tratamos de vincularlo con insights y necesidades relevantes que existen ahí fuera, en la calle. Por eso, cuando nos pusieron delante el reto de crear una nueva marca que podría mejorar la movilidad en el contexto de una de las ciudades con más tráfico del mundo, no lo dudamos.
Nuestro proceso, aunque experto metodológicamente, es poco estructurado y no siempre replicable porque nos sujetamos a lo que cada empresa necesita en cada momento, y en este caso necesitábamos: ser eficientes, diferenciarnos de la oferta pre-existente y generar engagement para instaurar el hábito de la manera más rápida posible (a la High Speed).
¿Con qué contábamos?
Tras barajar hasta 5 territorios de posicionamiento y naming, el ganador fue aquel con mayor recorrido (capacidad de conexión no sólo en el corto plazo), el más simple (fácil de comprender e intuitivo), pero sobre todo, el que permitía la creación de una propuesta integral (producto, servicio, valor diferencial). Nuestros compañeros de Big Balloon hicieron el resto con la imagen gráfica
Y así nació V-Bike, la bici verde. Un color atractivo y con impacto, que genera dualidad con el valor de sustentabilidad y que ha movilizado a más de 14 mil personas en sus primeras 3 semanas generando suscripciones anuales.
Ahora queda dar seguimiento al servicio y seguir haciendo crecer la marca como orgullosos papás. Estamos deseando ver qué nuevos retos encontramos en nuestro camino
Happy bike day! V-Bike
Hace 30 años que en de la Riva Group se ha dado a la tarea de estudiar al mexicano, y hemos encontrado diferentes actitudes de cambio que podemos agrupar en tres principales: residuales, dominantes y emergentes. Estas actitudes traducidas al mundo de las marcas, funcionan como elementos constructores de historias para sus públicos. Hoy las marcas con buenas narrativas cruzan fronteras y se convierten en casos de éxito entre sus consumidores, incluso dentro del mundo del marketing.
En esta ocasión y tomando como motivo estos casos de éxito, de la Riva Group participa por 5ª vez en ESOMAR (European Society for Opinion and Marketing Research) representados por el reconocido Dr. en Semiótica, Alfredo Troncoso, y lo hará con la ponencia “Beyond Traditionalism”, que justamente habla del reto que enfrentan muchas marcas al intentar conectarse con el cambio de actitudes en México. Si bien es cierto que las tradiciones nos hablan de quiénes somos, construyen a la identidad y dan soporte a la cultura, ya no es suficiente ni seguro jugarle siempre a lo mismo.
Hoy el branding reclama un entendimiento más profundo del consumidor actual. El mexicano ya no es mayoritariamente conformista, ni se siente identificado solamente con adjetivos relacionados a la fiesta, al mariachi, o a ser víctimas incansables de la situación del país (rasgos residuales). El mexicano hoy se mueve del “sí se puede” (dominante) al “vas, aviéntate” (emergente) con un enfoque más propositivo que también reta a las marcas.
Esta actitud emergente es una oportunidad que inicia con el consumidor, quien reclama mayor entendimiento de sus necesidades más profundas (pero no por eso escondidas), y que a su vez son las marcas las pueden inspirar esta misma actitud. Las marcas emergentes se caracterizan por ser más activas e innovadoras respondiendo con mayor rapidez al contexto cultural y logrando así conectar con el mexicano multifacético actual.
Si te interesa saber más sobre los códigos residuales, dominantes y emergentes del mexicano y cómo estos pueden ayudarte a generar mejores estrategias para tu marca, escríbenos a mexico@delarivagroup.com
Es un hecho que cuando la gente es feliz en su trabajo, se obtienen mejores resultados. Para de la Riva Group esto es fundamental y estamos muy contentos de anunciar que nos recertificamos por 2ª vez consecutiva como Great Place to Work con 85 puntos, 3 más que el año pasado.
El Great Place to Work Institute es una organización de talla mundial que tiene como objetivo ayudar a crear mejores lugares de trabajo, mediante el desarrollo de una cultura empresarial basada en la confianza. Esto tiene implicaciones que van más allá de los espacios recreativos, el comedor, o participar en proyectos de responsabilidad social. Se trata de vivir bajo un mismo espíritu en el que empleados de todos los niveles puedan convivir y trabajar entre ellos, desarrollando así un ambiente de confianza y un sentido de pertenencia.
Pata determinar el puntaje se evalúan dos ámbitos generales; el culture audit que mide las práticas culturales que se persiguen dentro de la organización, y el trust index, que valora el clima laboral mediante cuestionarios y entrevistas a los empleados. Éste último es el más importante pues pesa 2/3 de la califiación, mientras que el primer ámbito representa el tercio restante, lo que quiere decir que en realidad, la última palabra la tienen los empleados.
Obtener esta certificación es un ganar-ganar pues mientras los colaboradores estén orgullosos, se sientan en confianza y disfruten trabajar, entonces brindarán mejores resultados y podrán desarrollar su creatividad e innovación, dos valores muy importantes para de la Riva Group.
Gracias a nuestras ganas de crecer como empresa y de seguir desarrollando talento, dlR se ubicó en el lugar 29 dentro de los mejores lugares para trabajar en México (dentro del sector de 50 a 500 empledos). Además estamos dentro de los 100 mejores lugares en materia de diversidad e inclusión, lo que nos enorgullece todavía más, pues habla de nuestra perspectiva que reconoce que el trabajo se hace más valioso cuando toma en cuenta diferentes maneras de entender el mundo.
Esto nos coloca como la única agencia mexicana de Investigación de Mercados con esta certificación, dentro de nuestro sector. Ahora nuestra meta es llegar al top 10, un camino que es posible alcanzar gracias a lo que todos hemos construido durante 30 años en de la Riva Group.
La Economía Creativa es una de esos términos del que aún cuando no sepamos mucho, resulta medio obvio al juntar el significado de las dos palabras. Efectivamente, se trata de cómo lo creativo favorece la generación de ingresos y creación de empleos -lo “hard” del término- además de la inclusión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano -el lado “soft”-.
A grandes rasgos, se trata de industrias como: publicidad, arquitectura, arte, artesanía, diseño (gráfico, textil, de joyería), moda, cine, video, videojuegos, música, conciertos, artes escénicas, editorial, software interactivo de entretenimiento, radio y televisión. Y seguro nos dejamos alguna.
Con todo esto y sabiendo que estamos inmersos en el boom del contenido, no es difícil adivinar que ésta es una de las industrias que más crece a nivel nacional. Algunos datos: México es el país número 18 en el ranking de exportación de productos creativos, y aunque puede sonar poco, es el 1 a nivel Latinoamérica; aporta 7.5% del PIB y es el 3er o 4to sector económico en México – sólo después de la maquila, el petróleo o el turismo-. Además, en países como el nuestro, donde la economía informal es tan grande, no deberíamos olvidar la creatividad no formal (se estima que represente entre 24 y 40% del pastel).
Es decir que mientras el país crece 2% económicamente, estas industrias crecen hasta 10%. Una de sus principales fortalezas es que no se ven tan influenciadas por las crisis económicas; en teoría sólo se necesita de gente talentosa con capacidad de generar innovación, y contenidos estéticos y sociales que estén a la altura de la constante demanda actual.
Pero, ¿cuál es el lado oscuro de esto?
Si bien no se trata de un insumo finito como el petróleo, sí es un reto pensar a la creatividad como inagotable.
Cada vez se escribe más del creative burnout: desde tips acerca de cómo combatirlo hasta lo que nos enseña. O por ejemplo, se habla de que un porcentaje escandaloso las series de tv y películas más taquilleras no son sino adaptaciones de otros materiales: El Señor de los Anillos, Game of Thrones; series exitosas como American Gods, The Handmaid’s Tale o Big Little Lies. Todos ejemplos de historias basadas en libros. Y qué decir de la cada vez más lucrativa industria de películas de superhéroes basadas en comics añejos.
Especialmente en el contexto de industrias creativas es pertinente preguntarnos ¿qué tan exigente se vuelve ser creativo? ¿Es o no agotador estar innovando constantemente? ¿Estamos en una crisis?
Lo cierto es que vivimos en una era en donde se demanda cada vez más de nosotros: ser buenos en todo, ser mejores cada vez; y claro que ser creativo no es la excepción. Tus competidores pueden ser más creativos que tú; tú tienes que ser más creativo que tú mismo en el pasado. Nuevos formatos, nuevos medios, nuevos contenidos, nuevas maneras de hacer las cosas… esto no parece detenerse.
La Economía Creativa parece ser una apuesta segura en el futuro, incluso para las industrias tradicionalmente no-creativas que tienen que encontrar nuevas soluciones, contratar personas con perfiles out-of-the-box, llevar a cabo procesos de maneras distintas. Se trata de un skill básico que representa dinero y que es necesario alimentar constantemente con nuevas herramientas. Si tu empresa o negocio no lo tiene por default, este es el momento de plantearse rodearte de partners que sean tu mano derecha creativa y eleven el nivel de innovación que el contexto demanda.
No es ningún secreto (ni novedad) que el mundo se mueve cada vez más rápido, todo el tiempo y por todos lados aparecen pequeñas modas, acciones, grupos y tendencias que parecen impulsar continuamente esta aceleración; cada vez es más complicado seguirles el paso a estos sucesos y rastrear su impacto a nivel cultural, y con frecuencia sufrimos ataques de FOMO (fear of missing out) al no saber qué es “lo de hoy”. Para reducir estas tensiones, en dlR estamos usando dos velocidades para movernos entre todos estos sucesos culturales, porque hay ocasiones en las que es necesario pisar el acelerador y otras en las que se requiere retroceder e ir a un paso más lento. Así hemos aprendido a leer e interpretar la CULTURA SLOW y la CULTURA FAST. Aquí te las explicamos:
CULTURA SLOW | CULTURA FAST |
· Es universal y abierta: responde a las prácticas y creencias más comunes entre los mexicanos, lo que es “de cajón”; piensa, por ejemplo en el Tequila como la bebida mexicana por excelencia, aunque se puedan poner de moda el Gin o el Brandy, el Tequila es EL TEQUILA.
· Suele pasar desapercibida, no la tenemos presente todo el tiempo, porque estamos inmersos en ella. · Cambia poco a poco. |
· Se da en un nivel más micro y tiene que ver con gustos y necesidades mucho más específicos de cierto segmento de la población. Por ejemplo, el boom de los Food Trucks, es un fenómeno gastronómico que no necesariamente apela a todos los mexicanos.
· Resalta, volteamos a verla porque se sale de lo cotidiano, rompe con la rutina. · Suele ser vertiginosa. |
Pero ¡ojo!, no quiere decir que estén peleadas. La cultura fast resuelve una necesidad inmediata de la cultura slow, como cuando el 19s la gente salió a la calle a apoyar como podía, sin esperar que alguien más los organizara, como las personas que regalan abrazos en las plazas públicas. La cultura fast puede parecer superficial pero está basada en conflictos profundos de lo slow, como por ejemplo la tendencia de crianza con apego, que busca fortalecer los ratos familiares que parecen estar cada día más desgastados.
En pocas palabras, la cultura fast puede volverse parte de la cultura slow si cobra relevancia en un segmento específico, acuérdate lo que pasó con el uso de bicis para ir a trabajar, primero era como raro ya hora es cada vez más común.
Mientras que la cultura slow puede ser difícil de entender porque tienes que sobre analizar y observarla desde distintos frentes, la cultura fast ocurre tan de repente que es fácil perdérsela, por eso hay que tener ojos y oídos abiertos y atentos. Nosotros somos especialistas en identificar, diferenciar y analizar ambas, ¿sabes qué velocidad se mueven tus marcas?
Conoce nuestro Catálogo de Sindicados 2018 que abordan distintos segmentos de la cultura slow y fast.
En 2018, nos encontramos oficialmente atrapados entre el pasado y el futuro.
Un día empecé a leer un libro de autoayuda que me regaló un novio de la prepa. Recuerdo que decía que la felicidad era vivir en el presente: dejar de estar atado al pasado y evitar fantasear demasiado con el futuro. Una de esas frases que se te quedan grabadas. Probablemente porque en ese entonces me conflictuaba mi inclinación por rememorar y por planear…entonces, si dejaba de encontrar confort en mis recuerdos o fantasear con el porvenir ¿sería más feliz?
Muchos años después, observo que nuestra sociedad tiende a la nostalgia y la prospección de manera incluso necia. Vemos al pasado como si hubiera sido lo mejor (como el insight de la película “Midnight in Paris”) y estamos obsesionados con que lleguen por fin los coches voladores; sin darnos cuenta de que el presente tiene cosas mucho mejores y mucho peores que el pasado, y sin detenernos demasiado a pensar que ya vivimos rodeados de tecnología que corresponde a la ciencia ficción más inverosímil (un ejemplo son los gadgets que pronto se autodestruirán (ref 1).
Este año los filmes elegidos para el Oscar de mejor película son un reflejo interesante de nuestra inclinación por la nostalgia. En su amplia mayoría se trata de películas situadas en el pasado (Desde Darkest Hour y Dunkirk enmarcadas dentro de la Segunda Guerra Mundial, hasta la misma Lady Bird situada en 2002 o I, Tonya, situada en algún punto de los años 90). ¿A qué se debe? Me atrevo a pensar que algo tiene que ver la certeza que da entender a fondo el contexto en ese determinado punto en el tiempo. Me explico: Lady Bird ocurre justo un año después de la caída de las torres gemelas, justo cuando los norteamericanos experimentaban un reajuste emocional importantísimo; pero no es sino hasta hoy que nos damos cuenta de todo lo que estaba en juego en ese momento histórico y de cómo influyó en la vida de todos. Ni qué decir de la Segunda Guerra Mundial, un suceso que seguimos digiriendo en colectivo y del que no paramos de reflexionar a la distancia.
Y si miramos hacia delante, cada vez más contenidos audiovisuales tratan de abordar el futuro. Tenemos obsesión por dibujar un mundo donde los robots y la Inteligencia Artificial sea una realidad; como en Ex Machina, que no es sino un largo capítulo de la popular Black Mirror, serie que indaga en las consecuencias negativas de un “exceso tecnológico”. Tal vez entender estos posibles escenarios sea una manera de procesarlo y nos ayude a evitarlos.
El cine es un contenido cultural que dice muchísimo de nuestras expectativas, miedos y deseos como sociedad. ¿Será entonces que al situar las películas en el presente nos perdemos de un big picture más grande porque aún no podemos definir exactamente el contexto y las implicaciones de este preciso momento en la historia?
Piensen en muchas series exitosas como Lost o This is Us: plagados de flashforwards y flashbacks. Pareciera que situar historias en el pasado y en el futuro nos ayuda a entender mejor nuestro presente. Nos sentimos atraídos a ellas porque nos ayudan a entender quiénes somos, qué decisiones fueron buenas y malas, y también hacia dónde queremos y no queremos ir.
El storytelling de las marcas no es indiferente a la anacronía social que estamos atravesando. Tal vez por eso Volkswagen basa gran parte de su contenido digital en hablar de la historia o el aniversario del “Vocho”, la Combi y la Caribe, aunque con esto dejen de lado la promoción de sus nuevos lanzamientos. En el otro extremo, Santander ganó el Grand Prix de Cannes con un cortometraje muy a la Blade Runner original (ref 2). ¿Qué estrategia crees que sea más efectiva?
Pensando en lo que acabamos de exponer y en cómo actuar hoy… ¿qué tanto queremos estar anclados en el pasado y en qué medida queremos tener un pie en el futuro? Ver hacia atrás y analizar el contexto en el que nuestras acciones funcionaron o no funcionaron o detenernos a estudiar las implicaciones de hechos pasados definitivamente nos puede dar luz y ayudar a actuar de maneras más eficaces. Del mismo modo, proyectar nuestro porvenir (como ya lo hemos hablado en artículos como construcción de escenarios futuros) nos da una idea más clara de hacia dónde dirigirnos, pero sobre todo de qué cosas debemos evitar hoy para que eso ocurra como lo planeamos. Sírvase esto como una invitación a jugar con el pasado, el presente y el futuro para tener una perspectiva mucho más amplia e interesante de lo que buscamos para nuestras marcas y negocios.
Con todo esto, creo la “felicidad” es mucho más compleja que ese consejo simplista de “vivir en el presente” que encontré en ese libro de autoayuda. Hoy en día nuestra manera de percibir el tiempo es más compleja; pareciera que para vivir necesitamos tomar algo tanto del presente como del pasado y del futuro y responder así a la vertiginosidad en la que vivimos.
Referencias
Recientemente Amazon, Berkshire Hathaway -un conglomerado multinacional dueño de GEICO, Dairy Queen, Fruit of the Loom, etc- y JPMorgan Chase -el banco más grande en EEUU y un gigante a nivel mundial- anunciaron que se unirán para dar a sus empleados seguridad social en Estados Unidos (por supuesto, en medio de un clima político súper álgido por este tema).
Por otro lado, el co-fundador y el director de ingeniería de Google, pone sus esfuerzos en un centro de investigación en donde invertirá más de 1 billón de dólares en estudiar cómo lograr la inmortalidad.
¿Qué tienen en común estas dos notas? ¿Por qué son interesantes?
Simple; 1) porque son empresas privadas que están haciendo el trabajo que, en teoría, le tocaría al gobierno y 2) porque son modelos altamente innovadores, que van mucho más allá de su core, o de sólo lanzar un nuevo producto, sino que afectan el bienestar de miles de personas.
Hace algunos meses hablamos aquí del lamentable estado de la salud social en México, y de cómo de no involucrarnos en exigir un cambio, las cosas seguirán deteriorándose. Pero, ¿quién es quien debe dar ese paso? ¿Es la industria privada, son las instituciones públicas?
Hoy en día en las sociedades modernas, las figuras que antes eran referentes ideológicos y conducían el orden social (la iglesia y el estado), han ido perdiendo su validez y credibilidad, y ese lugar viene a ser ocupado por las compañías e industrias con capital privado que retan los modelos preestablecidos. Economistas señalan que en las últimas décadas ocurre lo mismo en todo el mundo: el capital del sector privado crece mientras que las deudas del sector público aumentan.
Ejemplos hay muchos: De taxis a Uber; de poder estacionarnos en la calle a que todo sea operado por una empresa privada de parking; de tener policías de tránsito a que una compañía privada emita (y cobre) las multas en la CDMX vía cámaras de seguridad. Más allá de sus implicaciones gubernamentales, es interesante analizar el modelo:
necesidad -> white space -> creación de oportunidad -> diseño de la innovación
Sin importar si “nos toca” a nosotros o no… si podemos ofrecer una solución (y nadie más lo hace de manera eficaz) ¿Es válido ponerla en marcha? ¿Aún si estamos ayudando a incrementar los niveles de corrupción porque el dinero público se desvía hacia otros lados?
Subido a la tendencia de mezclar categorías, Amazon es el rey. Pionero en venta de libros online, cada día está metido en más industrias muy alejadas de su core original: salud, venta de boletos y organización de conciertos, tiendas físicas…you name it. Es claramente una de las empresas que más arriesga, colocándose como la 4ta corporación más valiosa en el mundo. Y es justo su flexibilidad la que le da la credibilidad para proponer un sistema mejorado de salud que sea non-profit, que tenga investigación médica propia, que permita que sus empleados controlen aspectos de medicina preventiva (creando incentivos laborales, si checas tu nivel de glucosa o colesterol vía app, si haces ejercicio, si haces chequeos de cuidado prenatal, etc.) y que en general mejore la satisfacción de sus empleados en un clima en donde dichos servicios en EEUU han triplicado sus precios desde 1999 (1). Los expertos creen que es probable que de ser exitoso, este modelo se expanda a nuevas compañías.
Google, por su parte, una empresa de tecnología que inició como un simple buscador en línea, es hoy no sólo la proveedora número uno de big data sino la responsable de estudiar la inmortalidad a nivel mundial, simplemente porque se lo propuso. Calico -California Life Company- se dedicará a hacer investigación para entender por qué y cómo envejecemos con el fin de “acabar con el envejecimiento” (2) así como a crear “nano-bots” que naveguen el cuerpo humano y que para 2045 terminen con las enfermedades para siempre (3).
Lo interesante es preguntarnos, ¿por qué compañías con otros giros eligen voltear a innovar desde un lugar más social? Pareciera ser que al involucrarse en resolver los apremiantes problemas del mundo, están encontrando una manera de realmente trascender como compañías. Innovar en tu propio rubro ya no es suficiente, y una respuesta interesante está en reinvertir recursos para contribuir con el bienestar común.
¿Hay algo que tu empresa podría estar haciendo, aunque en principio suene contraintuitivo, pero a la larga beneficiaría a miles?
Referencias