Don Lorenzo
Por Gaby de la Riva
Hace unos 24 años, cuando yo apenas empezaba en el negocio de la investigación de mercados, me tocó ir a una junta de trabajo en Bimbo. Era de mis primeras visitas a la empresa. Debía evaluar unas botanas cuyo “concepto” se le había ocurrido al dueño de la organización, el mismo que con gran olfato había inventado anteriormente una serie de productos que gozaban de gran éxito en el mercado.
En la sala de juntas, los ejecutivos me estaban dando el brief cuando se abrió de golpe la puerta y apareció en el umbral un personaje sonriente. Se movía muy decidido, estaba al tanto de los detalles de las marcas, y clarísimo en cuanto a los objetivos finales: vender mucho. Me llamó la atención el respeto con el que lo trataban mis clientes. Antes de salir me dijo: “A ver señora, ¿es usted la que le va a preguntar a la gente, si le gusta lo que a mí se me ocurre que puede ser un gran negocio? Mmm… pues no crea que estoy muy de acuerdo. Pero, okay. Pregúnteles. Y hágalo bien, ¿eh?”.
Tan pronto se marchó mis clientes me confirmaron que aquel hombre era el dueño y fundador de la empresa. Así fue como conocí a Don Lorenzo Servitje.
Tuve la oportunidad de verlo otras veces; como cuando lo entrevisté para incluir su testimonio en un estudio que recababa las opiniones de “líderes influyentes”; cuando contó el caso Bimbo en el IPADE; en alguna reunión del Consejo de la Comunicación; en uno de los muchos homenajes que le hicieron varias organizaciones; en dos o tres eventos sociales. No sé si había alguien más que le decía quién era yo. Pero siempre al saludarme incluía una sonrisa, algún comentario sobre mi trabajo, o alguna pregunta sobre un tema actual de publicidad o marketing.
Justo ayer, en un congreso de marketing al que fuimos invitados por Grupo Bimbo algunos amigos y proveedores, tuve el privilegio de volver a verlo. Su presencia llenó el espacio con una magia especial. Los más jóvenes vieron entrar a una leyenda. A quien ha sido la piedra angular y el principio de una gran organización que ahora está presente en 19 países.
Muchos pensábamos que quien iba a tomar el micrófono sería un hombre un poco cansado. Alguien de memoria más lenta, ánimo frágil y un bagaje de palabras que suele ser común a los 95 años.¡Gran error! Escondido detrás de unas cuantas canas, tomó la palabra un joven dinámico, de mente ágil, actualizado, brillante, divertido, espontáneo, visionario y directo.
Hizo que el auditorio en pleno dejara casi de respirar y tomara la pluma y la libreta, la computadora o el iPad, y se dedicara a tomar notas y absorber los chorros de sabiduría que salían de su boca con palabras simples, claras y contundentes. Se refirió con gran asertividad a la publicidad efectiva, a las utilidades sobre las ventas, a la necesidad de utilizar los medios con inteligencia, a las redes sociales, a la globalización y a muchos temas de actualidad. Pero siempre bajo un paraguas que ha mantenido, predicado y vivido cada día de su vida: el balance; con humanismo, responsabilidad social, amor a México, honestidad, valentía, ética y trascendencia.
Con ojos claros, vivarachos y alegres, lo mismo habló de sus decisiones y comunicó sus valores, que movió las manos con soltura y gracia para taparse la mitad de la cara, sacudir la cabeza y contarle al público que su nieta, la que había subido con él al podio, seguía soltera y aún no tenía novio.
Qué gran privilegio presenciar su discurso —el poder aprender de un hombre que hace más de lo que dice. Que vive con congruencia. Que mira de frente y a los ojos. Que es un líder y se toma muy en serio el no tomarse tan en serio. Que disfruta la vida y a sus nietos. Que está pendiente de los detalles. Que ha sido generoso, valiente y defensor de sus valores y principios. Que está tan cerca de Dios y que trata cada día de ser mejor.
Transcribo a continuación algunas de las recomendaciones que dio a un grupo de jóvenes, en una plática en Noviembre de 1995 en el IMDOSOC, y que considero vigentes para cualquier tiempo o edad. Para lograr bienestar, necesitamos recursos. Para conseguir recursos se necesitan fundamentalmente 4 requisitos: iniciativa, trabajo, ahorro y riesgo.
Para “salir adelante”:
. Prepararse siempre para hacer mejor nuestras labores.
. Tener sentido de responsabilidad
. Dar lo mejor de sí mismo.
. No ser egoísta y calculador. Los resultados llegarán.
. Dar un real valor agregado. Crear nuestro propio trabajo.
. Ver a la empresa como algo propio.
. Participar, involucrarse.
Si queremos trabajar por nuestra cuenta necesitamos:
. Trabajar y ahorrar antes para poder invertir.
. Tomar riesgos calculados.
. Tener un sano sentido de logro.
. En lo posible, asociarse.
. En cuanto sea posible, contratar personal.
. Tener pocos gastos.
. Ir despacio.
. Tener visión de futuro.
. Servir y así, ganar.
Y siempre en todo:
. Integridad moral.
. Persistencia.
. Sentido humano.
. Ideal de servicio.
Sobre la economía de mercado con responsabilidad social, esto fue lo que dijo en el Centro empresarial de Jalisco en 1998:
En la vida social hay fundamentalmente tres cauces ordenadores para la conducta: la ley, las buenas costumbres, y la moral personal. La ley es el último recurso para ordenar la convivencia. Las normas sociales o buenas costumbres facilitan la ordenación de la conducta de los ciudadanos. Pero es la moral personal, con su mayor exigencia, la que puede ordenar la conducta.
Sobre México ante la llegada del tercer milenio (1999, en Aguascalientes).
Los mexicanos tenemos un gran país y –a pesar de sus defectos- un gran pueblo. Tenemos fe en Dios, alegría de vivir, tradiciones valiosas, reciedumbre ante las vicisitudes, capacidad de entendimiento y sentido de nación.
Y un consejo final a los jóvenes que, según dijo, aprendió en el IPADE: el director de empresa debe tener 5 sentidos:
. El sentido común
. El sentido de urgencia
. El sentido de responsabilidad
. El sentido de trascendencia
. Y el sentido del humor.
“Cuando un hombre vive, practica y predica en lo que cree… sí le creo”. Mi abuela.
@delarivaG
FUENTE: Revista NEO