Artículos - 09 Ago 2017

High Speed Business

¿Han visto Shark Tank?

La mayoría de gente relacionada con la innovación, sí.

Si algún día lo ven, llama la atención ver el tipo de propuestas que se presentan en el marco del muy sonado “boom del emprendedurismo”. Obvio en el boom de casi cualquier cosa hay de todo: buenas y malas propuestas. Unas dignas de recordarse y trascender, y otras que mueren en el intento. ¿Cuál es la diferencia clave entre unas y otras? Casi desde el pitch es sencillo diferenciarlas: las que sólo se limitan a hacer innovación incremental o lineal (ven lo que hay afuera, lo reproducen, o acaso le agregan elementos insignificantes, adaptándose pasivamente) vs las que hacen innovación transformacional (las que en lugar de adaptarse cambian el juego y ponen las reglas). Las primeras son vapuleadas y las segundas vitoreadas.

Permítanme resaltar una palabra mágica en este contexto: la adaptación. Antes se decía que estar a la vanguardia era adaptarse a los cambios del nuevo milenio, de las nuevas generaciones, de la nueva tecnología. En otras palabras, estar atento y reaccionar en consecuencia. Eso hoy suena tan viejo como cuando googleas imágenes de tecnología y te salen circuitos y luces al más puro estilo Matrix. Hoy cada día confirmamos que adaptarse a las características del mercado ya no es opcional; hay que hacerlo, sí, pero además hay que trascenderlo.

El problema de la adaptación, es que por más eficiente que sea, sigue siendo eso: moldearnos dentro de lo que otros ya han creado. Hacer los cambios necesarios para seguir siendo pertinentes ante ciertos requerimientos o condiciones que otros dictaron. Ajustarnos es relativamente fácil, porque lo que hacemos es repetir o reproducir aquello que ya funciona.

Lo verdaderamente retador es trascender la adaptabilidad y no sólo ser rápidos, sino propositivos, adquiriendo el control de la situación. Intentar nuevos métodos, nuevos medios, nuevas metas. Cambios y creaciones de perspectivas que afecten al mundo exterior y a nosotros mismos como empresa.

Algo crucial es darnos cuenta de qué tipo de industria tenemos en nuestras manos, dónde están los demás jugadores, qué esperamos lograr y principalmente: dónde estamos parados. Ser realistas y estratégicos. Se dice fácil, pero si por años o incluso décadas nos hemos adaptado pasivamente (o peor aún, no hemos cambiado en lo más mínimo nuestro modelo de negocio, nuestro enfoque o nuestra manera de hacer las cosas porque no tenemos como hábito mirar afuera), no es tan fácil llegar a ser el próximo Amazon.

La respuesta es un modelo escalonado y gradual en donde la adaptación pase de ser pasiva a reactiva, y posteriormente, a una que se vaya ajustando a lo que hay afuera, hasta llegar a un punto proactivo y de velocidad bajo control donde a pesar de buscar lo mismo que los demás, lo hagamos de manera distinta.

Desde nuestro punto de vista, estar en la parte baja del modelo supone asumir un gran riesgo en el corto y mediano plazo de pérdida de negocio, además de sumar retos adicionales que trascienden el valor de mercado: el valor de marca, la cultura organizacional, la rotación de recursos humanos… Si estamos ahí, deberíamos plantearnos una estrategia de escalada en el modelo. Incluso, existen numerosos casos de compañías que estando en el nivel de Wrong Way logran ubicarse en los niveles más altos, la presión de las crisis es con frecuencia, una fuente de oportunidad.

La expectativa en nuestro diagnóstico es, como mínimo, ubicarnos en una cultura de innovación que sea follower, con la conciencia de que no podemos quedarnos atrás respecto al contexto y donde la agilidad es un aspecto fundamental que gana importancia cada día.

Lo ideal: estar ubicados en un nivel transformacional, de High Speed Business, no sólo en la teoría, sino acompañando la intención con cambios estructurales en la organización y un propósito claro de compañía. Y a estos niveles no se llega por casualidad, el diseño estratégico del futuro que deseas para tu empresa es fundamental.

Escrito por: de la Riva Group

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