Lo revolucionario es dar resultados
Hace tiempo tomé un curso de metodologías innovadoras de investigación en ciencias sociales. De las cosas más curiosas que me pasaron fue que la gente a mi alrededor (relacionados con el marketing, claro está) estaba ansiosísima por saber más de lo que aprendí en dicho curso; me pidieron el temario y me pedían actualizaciones cada cierto tiempo (si les da curiosidad, las metodologías novedosas tenían que ver con etnografías, investigación “auditiva” -revisar las canciones que oye una persona-, dispositivos sensoriales que medían respuesta galvánicas, y por supuesto, diarios digitales).
Lo que me hizo pensar todo esto, es el hambre que existe por métodos novedosos. Dejar de hacer lo mismo de siempre, poner en un cajón (temporal o no) los dichosos focus groups. No voy a discutir si el focus group está muerto, está evolucionando o está más vivo que nunca (acá un buen artículo de Green Book que toca el tema).
Especialmente cierto para las agencias de innovación, pero aplicable también para las agencias de research, pareciera que todos corremos en círculos tratando de pensar en las metodologías más innovadoras. Primero, para ganar el pitch y sobresalir de las otras 4 agencias con las que competimos. Segundo, para posicionarnos como una agencia vanguardista, tercero, para que el proyecto resulte más motivante e interesante de hacer. Si bien nos va, el cuarto lugar lo ocupa que la metodología contribuya a dar resultados.
Un defecto que padecemos los que nos dedicamos a esto es lo mucho que nos apasiona nuestro trabajo. Amamos escuchar, leer, preguntar; conocer más acerca de temas que ni siquiera nos habíamos planteado antes del brief. Sentarnos a sacar insights, encontrar hallazgos, hacer nuestros hermosos y cada vez mejor diseñados slides. Con mejor storytelling, con menos palabras. Oh, qué delicia. Pero…¿y los objetivos del cliente? Muchas veces pareciera que los dejamos en segundo plano.
Tal vez nuestro ego es más grande. Nuestra pasión por comunicar lo que dijeron los consumidores. Nuestra inclinación por ser más y más y más novedosos. Y muchas veces nos encontramos con clientes que, o se quejan de los 139 slides, o se aburren al 8vo o simplemente no ven cómo nuestro increíble, vistoso y vanguardista método sirvió para responder a su pedido.
En High Speed creemos que la metodología más revolucionaria no es necesariamente la que nunca se haya hecho, o la que involucre tomar video, audio, tecnología hiper avanzada; todo al mismo tiempo mientras moderamos encima de un monociclo. Lo revolucionario hoy es ser más business-oriented y dar resultados; finalmente la pasión por conocer más y relacionarnos con el consumidor ya la traemos. Nos hace más falta escuchar al cliente, realmente entender la particularidad del reto, del contexto. Ponernos en sus zapatos y entregar lo que nos gustaría recibir. Dejar de hacer proyectos “como tortillas”; dedicarles la cabeza necesaria, tal vez incluso hacer menos proyectos al mismo tiempo; sentarnos a analizarlo con calma, volver a empezar de ser necesario. Ser tan flexibles como les pedimos a los clientes que sean.
Me pregunto entonces si la sed por las metodologías “fuera de la caja” responde a retos de negocio más interesantes, a mayor competencia, a nuestro aburrimiento, nuestro ego o a un honesto deseo por resolver los objetivos del proyecto de mejor manera. Un autoanálisis nunca sobra.