¿Sabes a qué velocidad se mueve tu marca?
No es ningún secreto (ni novedad) que el mundo se mueve cada vez más rápido, todo el tiempo y por todos lados aparecen pequeñas modas, acciones, grupos y tendencias que parecen impulsar continuamente esta aceleración; cada vez es más complicado seguirles el paso a estos sucesos y rastrear su impacto a nivel cultural, y con frecuencia sufrimos ataques de FOMO (fear of missing out) al no saber qué es “lo de hoy”. Para reducir estas tensiones, en dlR estamos usando dos velocidades para movernos entre todos estos sucesos culturales, porque hay ocasiones en las que es necesario pisar el acelerador y otras en las que se requiere retroceder e ir a un paso más lento. Así hemos aprendido a leer e interpretar la CULTURA SLOW y la CULTURA FAST. Aquí te las explicamos:
CULTURA SLOW | CULTURA FAST |
· Es universal y abierta: responde a las prácticas y creencias más comunes entre los mexicanos, lo que es “de cajón”; piensa, por ejemplo en el Tequila como la bebida mexicana por excelencia, aunque se puedan poner de moda el Gin o el Brandy, el Tequila es EL TEQUILA.
· Suele pasar desapercibida, no la tenemos presente todo el tiempo, porque estamos inmersos en ella. · Cambia poco a poco. |
· Se da en un nivel más micro y tiene que ver con gustos y necesidades mucho más específicos de cierto segmento de la población. Por ejemplo, el boom de los Food Trucks, es un fenómeno gastronómico que no necesariamente apela a todos los mexicanos.
· Resalta, volteamos a verla porque se sale de lo cotidiano, rompe con la rutina. · Suele ser vertiginosa. |
Pero ¡ojo!, no quiere decir que estén peleadas. La cultura fast resuelve una necesidad inmediata de la cultura slow, como cuando el 19s la gente salió a la calle a apoyar como podía, sin esperar que alguien más los organizara, como las personas que regalan abrazos en las plazas públicas. La cultura fast puede parecer superficial pero está basada en conflictos profundos de lo slow, como por ejemplo la tendencia de crianza con apego, que busca fortalecer los ratos familiares que parecen estar cada día más desgastados.
En pocas palabras, la cultura fast puede volverse parte de la cultura slow si cobra relevancia en un segmento específico, acuérdate lo que pasó con el uso de bicis para ir a trabajar, primero era como raro ya hora es cada vez más común.
Mientras que la cultura slow puede ser difícil de entender porque tienes que sobre analizar y observarla desde distintos frentes, la cultura fast ocurre tan de repente que es fácil perdérsela, por eso hay que tener ojos y oídos abiertos y atentos. Nosotros somos especialistas en identificar, diferenciar y analizar ambas, ¿sabes qué velocidad se mueven tus marcas?
Conoce nuestro Catálogo de Sindicados 2018 que abordan distintos segmentos de la cultura slow y fast.