Spotify es un negocio y no nuestro amigo
Pocas marcas se han vuelto tan importantes en la rutina diaria de sus usuarios como Spotify. Es una love brand que además se ha vuelto plataforma para muchos otros passion points: no sólo nuestros músicos favoritos sino personajes como los Obama con sus playlists, o podcasts sobre todo aquello que nos mueve. Spotify amplifica experiencias con playlists especialmente diseñadas para ello y, ahora, hasta genera información táctica con Spotify for Brands.
Cuando eres tan poderoso, cuando te adaptas tanto a tus usuarios, cuando los acompañas en los mejores y peores momentos… es fácil que te conviertas en un amigo más que un servicio. ¡Si lo tienes domiciliado a tu cuenta, es probable que ni te acuerdes que lo estás pagando!
Pero con su anuncio de limitar el plan familiar a sólo usuarios que viven en la misma casa nos recuerda que no es nuestro amigo. Que es una marca y que su necesidad de monetizarse es prioridad (¡por supuesto que esto no está mal y en el fondo siempre lo supimos!)… pero ¿cómo afecta esto el vínculo emocional que había construido con sus usuarios? Es muy pronto para decirlo con claridad, pero el reclamo en redes ya es evidente.
Lo interesante es que el reclamo no obedece a tener que pagar más dinero por el servicio, a la clara falta de entendimiento de la estructura familiar actual. ¿Es que Spotify pretende decidir qué es una familia y qué no? Después de generaciones y generaciones de revolucionar y flexibilizar estas estructuras parece insólito que Spotify tome estas medidas cuando muchas otras marcas buscan incluir, cada vez más, otros modelos familiares.
Y esta tendencia tiene un fundamento claro, según nuestros últimos sindicados las familias no tradicionales están a la alza. Este es el status más reciente en México:
NIVELES BAJOS:
Familia tradicional (Papá, mamá e hijos): 41 %
Familia en transición (Mamá con hijos, sin hijos, unipersonal, co-residentes): 50%
Familia emergente (Papá con hijos, parejas del mismo sexo, familia reconstruida): 8%
NIVELES MEDIOS:
Familia tradicional (Papá, mamá e hijos): 56 %
Familia en transición (Mamá con hijos, sin hijos, unipersonal, co-residentes): 36%
Familia emergente (Papá con hijos, parejas del mismo sexo, familia reconstruida): 8%
NIVELES ALTOS:
Familia tradicional (Papá, mamá e hijos): 75%
Familia en transición (Mamá con hijos, sin hijos, unipersonal, co-residentes): 16%
Familia emergente (Papá con hijos, parejas del mismo sexo, familia reconstruida): 9%
Aunque en las mismas redes se especula sobre si lograrán o no aplicar la medida, es claro que por lo menos en México buscarán la manera de resistirse: apagar el GPS, remplazar este servicio por otro, softwares piratas que confundan a la app, etc. Sin duda alguna es una oportunidad para la competencia y una lección para las marcas que pueden estar en una friendzone… ¿Recuerdan cuando Netflix anunció la cancelación de Sense8 y terminó por grabar un capítulo final especial para recuperar el vínculo emocional con sus usuarios? Esa también fue la primera vez que Netflix nos recordó que tampoco era nuestro amigo.